Sor Isabel, monja de clausura
"Dios está en una infusión, en una cataplasma..."
VÍCTOR-M. AMELA - 28/12/2007
Tengo 65 años. Nací en Badules (Zaragoza) y vivo desde hace 46 años en el monasterio de las Madres Dominicas de Nuestra Señora del Rosario, en Daroca. Soy monja de clausura. En el convento he sido enfermera y ahora cocinera. ¿Política? Paso. Dios es lo que respiramos
¿Qué hace una monja de clausura?
Orar. Ese es mi oficio. Oramos ocho horas cada día.
¿Por qué lo hace?
A los quince años quise ser misionera, para ayudar. Pero, por inspiración de Dios, comprendí que la vida contemplativa y la oración beneficia a toda la humanidad.
¿A toda, toda?
A los pobres, a los enfermos, a los solitarios del mundo: por ellos oramos todos los días.
Y eso... ¿de verdad los ayuda?
¡Sí! Así lo siento en mi corazón. Con la oración llegamos a todos por lejos que estén.
¿Y hace falta esta reja?
Es el símbolo de nuestro compromiso de silencio, de nuestro propósito de oración.
¿Cómo ve el mundo tras esta reja?
El mundo ha cambiado a Dios por el dinero y el placer.
¿Cómo lo sabe?
Me basta oír lo que habla la gente que se acerca por aquí, a la misa o a contarte algo.
¿Cuántas hermanas viven aquí?
Catorce: la más veterana entró hace 61 años y la más joven lleva aquí 27 años.
¿A qué edad entró usted?
A los 19 años.
¿Nunca se ha arrepentido?
Muchas veces: ¡de no haber entrado antes!
Aparte de orar, ¿qué ha hecho aquí?
He sido portera, tornera, procuradora, como podía ser sacristana, consejera, vicaria… Y he cosido y bordado, he curado a las hermanas y ahora les cocino.
¿Ha curado?
Llevé muchos años la enfermería del monasterio. Y he aplicado muchos remedios naturales, que siempre alivian, si no curan.
¿Qué tipo de dolencias alivian?
Colesterol, insomnio, lumbalgia, corazón, memoria, contusiones, hemorroides, alopecias… ¡casi todo! Yo creo que el cuidado de la propia salud es una cuestión moral...
¿Por qué?
Si no te cuidas, al final tendrán que cuidarte los otros, ¡acabarás dándoles preocupaciones y trabajo! Pero si estás sano, podrás proporcionar felicidad a los que te rodean.
¿De dónde saca esos remedios?
De enseñanzas de mi madre en el pueblo y de libros antiguos que tenemos aquí. ¡Este monasterio existe desde 1522!
¿Cuál es su remedio estrella?
La infusión de romero. La tomamos todas las hermanas después de cada comida. Sola o con un poco de miel. ¡Es buenísima para reforzar la memoria!
Lo recordaré. Suponga que quiero reducir mi colesterol tras tanto empacho...
Hierva un poco de agua con 40 gramos de ápices de hipérico, 30 de crisantemo, 15 de flores de espino blanco y 15 de hojas de melisa. Que repose quince minutos, cuélelo y beba de esta tisana varias tazas al día.
Y si padezco acidez...
Zumo de manzana y zanahoria. Infusión de melisa. Infusión de diente de león.
Suponga que me da una lumbalgia.
Hierva tres patatas. Cuando estén cocidas, retírelas, macháquelas, póngalas en una bolsa de tela y aplíquesela en las lumbares.
¿Hay algo para el insomnio?
Hierva medio litro de agua con una cucharada de hojas de manzanilla y otra de tila, déjela reposar diez minutos, cuele la infusión y edulcórela con un poco de miel de abeja.
Tiene buen aspecto..., ni una arruga.
Vida sencilla y agua fresca en el rostro. Jamás me he puesto una crema. Pero si quiere le cuento un remedio para las arrugas...
Cuente.
Bata en un cuenco dos albaricoques pelados y la pulpa de un aguacate, con una cucharadita de aceite de oliva, hasta que quede una crema. Aplíquesela en el rostro, déjesela media hora y lávese con agua muy fría. Dos veces por semana, durante un mes.
¿Algún remedio de su madre?
Recuerdo que nos abría el apetito con dos cucharaditas de vino moscatel con genciana, antes de comer.
Hermana, ¿hay algo que pueda fortalecernos frente al cáncer?
Tienen propiedades anticancerígenas frutas como el higo, el limón, la manzana o la uva, y hortalizas y verduras como la espinaca, el pimiento, el puerro, la remolacha, el tomate... Y, sobre todo, ¡siempre cebolla!
Lo que no tiene remedio es la alopecia...
Pero puede prevenir la caída del cabello: hierva durante media hora 100 ml de vinagre y 250 g de ortigas frescas picadas. Deje que se enfríe, cuélelo y consérvelo en un frasco de cristal en la nevera. Cada dos días, dese esa loción en el pelo tras lavárselo.
¿Para todo tiene usted un remedio?
"Dios hace brotar las plantas para el servicio del hombre", reza el salmo 104. Él ha puesto en la naturaleza todo cuanto necesitamos. Aquí vivió la hermana Teresita, que murió en santidad, y ella le preguntó a una novicia: "¿A qué huele esta rosa?". "A rosa", respondió la novicia. "No, huele a Él", nos enseñó la hermana Teresita.
¿Dios está en una infusión, hermana?
Sí. Dios está en una infusión, Dios está en una cataplasma.
De todos los remedios que usted conoce, ¿cuál es el mejor?
¡Una sonrisa! Una sonrisa es más barata que la electricidad y da más luz. Una sonrisa cariñosa cura.
Tras la reja
Hace frío en Daroca, está a punto de nevar. Sor Isabel me recibe tras una reja de su monasterio. Charlamos, reja de por medio, y no me deja ir sin servirme a través del torno un guiso de cardo sabrosísimo, y un suavísimo lomo con piña, y una infusión de romero divina, todo preparado por ella misma. Se asoman luego para saludarme media docena de hermanas, recluidas desde hace decenios ahí, todas de rozagante piel y espléndido humor. Parte de su secreto está compilado en La botica de sor Isabel (Styria), libro que recopila los remedios naturales de estas monjitas. Para despedirme, me cantan a coro una bellísima oración en hebreo... Estómago lleno y alma confortada, me arrobo.
(recomanada per Neus Guinovart)
Patrick Estrade, psicólogo y psicoterapeuta
"Podemos reconstruirnos a través de los recuerdos"
IMA SANCHÍS - 20/12/2007
El cazamariposas
No existen recuerdos imputables al azar, decía Alfred Adler, y Estrade lo suscribe con su método de análisis e interpretación de los recuerdos. "Buenos o malos, nuestros recuerdos están ligados de manera inalienable a nuestra persona más profunda. Nos hablan de lo que hemos sido, pero sobre todo de lo que somos". "Me veo en un jardín un poco baldío - me cuenta-, con un cazamariposas de tul de un color muy vivo a punto de intentar atrapar las mariposas que revolotean entre las hierbas altas...". Juguetón, el tímido terapeuta intenta explicarme a través de sus recuerdos que la infancia es el terreno sobre el que caminaremos toda nuestra vida, y que merece la pena revisar lo que nos contamos.
Tengo 59 años. Nací y vivo en Niza. Llevo 20 años casado y tengo un hijo de l6 años, Arturo. Soy un humanista de centro derecha. Creo más en lo humano que en lo divino y sólo ahí encuentro cierta trascendencia. Publico Esos recuerdos que gobiernan nuestra vida (Kairós)
¿Cómo se libró de sí mismo?
Librándome de las maletas que no eran mías.
¿Cuál era la más pesada?
La culpabilidad, ¡tan común!, resultado de nuestra educación judeocristiana.
¿Podemos desembarazarnos de ella?
De bastante, comprendiendo que la culpabilidad es algo normal. Porque, como decía Karl Jaspers (psiquiatra y filósofo existencialista alemán), desde el momento en que yo asumo activamente la vida, les robo algo a los demás.
¿?
Yo voy en coche y aparco en ese lugar donde el que viene detrás hubiera querido aparcar. El que asume su vida no puede ser inocente. Ser adulto es asumir tu culpabilidad.
¿Alguna otra maleta bomba?
Esa que está llena de prohibiciones y que en nuestra sociedad es muy muy pesada. Dígame, ¿cuál es el objetivo de la prohibición?
¿Ser transgredida?
Efectivamente, si no te han explicado esto de niño, sufres. Yo siempre tuve este deseo de transgredir las prohibiciones y eso me llevaba a una culpabilidad terrible, como a todos. Es un fardo que hay que trabajar y quitarse de encima; pero, claro, no a cualquier precio.
¿Y dice que hay que decirles a los niños que transgredir es sano?
Una contradicción latente de nuestra cultura es que hasta los 20 años nos educan para que no transgredamos las reglas, pero a partir de ahí nos lanzan al mundo y pretenden que seamos creativos e innovadores, es decir, lo contrario de lo que nos han inculcado.
Entonces se trata de aprender para luego desaprender.
Sí, durante 20 años más deberemos intentar cambiar nuestros esquemas. Pero hay atajos.
Bien.
Librarse de uno mismo es buscar imágenes nuestras que ya existen y que no conocemos.
Sea gráfico.
En tu infancia te repiten que eres un patoso o un inútil, pero llega un día en que alguien te dice: "¡Qué interesante lo que dices!". Ese día puede transformarse la imagen de ti mismo.
El otro es necesario para bien y para mal.
Así es, sin los otros no existes; por lo tanto, vivir enfrentado con los otros es un absurdo, debemos vivir los unos con los otros, y sobre todo a favor de los otros.
¿Y por qué nos construimos en contra de los otros?
La sociedad nos obliga: la competencia, la ambición, la desconfianza y la facilidad, ya que vivir con el otro no es nada sencillo.
Decía que debíamos reconstituirnos con imágenes nuevas de nosotros mismos.
Sí, y podemos hacerlo a través de los recuerdos. Profundizar en el recuerdo puede modificar el recuerdo en sí y, por tanto, nuestro comportamiento. Cambiar la visión de una cosa concreta modifica la visión general. Si se cambia el ángulo de mirada, la perspectiva cambia, si usted se levanta, me verá la calva.
¿Los recuerdos no son algo que pertenezca al pasado?
Los actualizamos cada vez que los revisamos, son la atmósfera de nuestro presente. Por lo tanto, pueden ser engañosos, pero nunca mienten.
Los recuerdos no son inocentes.
No, si me acuerdo de algo es por algo. Yo, por ejemplo, tenía el recuerdo de un día en que mi hermana se cayó por la escalera, porque yo le hacía cosquillas, y se rompió un diente.
¿Y eso alimentó su culpabilidad?
Sí, y la conciencia de no ser un niño bueno, con lo cual fui un niño difícil. Ya adulto profundicé en ese recuerdo y preguntando a mi familia resultó que con quien jugaba mi hermana no era conmigo sino con mi hermano.
¿Podemos modificar los recuerdos?
Sí, porque todo recuerdo tiene satélites, no es un ente aislado, viene acompañado de otras situaciones, de distintas emociones. Si atiendes a esos satélites, el recuerdo principal se modifica.
¿Por ejemplo?
Puedes recordar el verano de 1970 como fatídico porque ocurrió algo horrible que ha eclipsado todo lo demás, pero si profundizas verás que también ocurrieron cosas buenas. Recordarlas cambiará el titular del recuerdo de aquel verano y, por tanto, tu estructura actual.
¿Qué propone que hagamos con un recuerdo que nos viene de repente?
Entender que tiene un sentido: los recuerdos nos dan respuestas a angustias actuales porque los convocamos en el momento presente. Es con nuestro aparato sensitivo y psicológico con lo que hemos ido a buscar ese recuerdo y no otro de los miles y miles que tenemos archivados en nuestra memoria.
Dice García Márquez que la vida no es lo que se ha vivido...
... sino de lo que uno se acuerda y cómo se acuerda. Hay dos principios básicos: el de nuclearidad, que representa el interior, la seguridad, la madre; y el de desplazamiento: el exterior, el enfrentarse con el mundo, la evolución... Y también hay espacios intermedios, como el jardín, ni dentro ni fuera.
¿Este es su método de análisis?
Analizo recuerdos porque me dicen dónde está situada la persona, sus deseos ocultos, su tendencia, sus problemas. Si por ejemplo la mayoría de sus recuerdos tiene que ver con el principio de desplazamiento, es probable que tenga problemas afectivos que afrontaremos rescatando la nuclearidad.
(Recomanda per Alba Vila)
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